
Seguramente estás pensando, bueno, sabe hacer galletas, ¿y qué? Él siempre me ha ayudado a hacer postres en general, pero siempre “me ha ayudado”. Ahora, ni siquiera me pregunta, solo decide que va a hacer galletas y las hace. También ha incorporado nuevos cambios en la receta. Pero, ¿qué es lo mejor aparte de tener en casa galletas ricas y frescas?
1. La sensación de haber logrado algo que hizo totalmente solo y que siente que lo hizo bien.
A medida que crecen los niños necesitan sentir que empiezan a participar en actividades que realizan los adultos. Además sienten que les tenemos la confianza necesaria para que puedan hacer esas actividades y que esperamos que las hagan. No ocurre de un día al otro. Deben sentirse cómodos en su espacio, conocer sus responsabilidades, saber que nosotros esperamos que colaboren en casa. Desde que mi hijo está en casa ¡al fin sabe dónde encontrar lo que necesita en la cocina!
Mi hijo tiene ya 12 años y si no hubiera estado escolarizado en el pasado seguramente hubiera hecho galletas por su cuenta a los 8 años o menos. Sin importar si tu hijo está escolarizado o no, asegúrate de crear el ambiente, el espacio y el tiempo necesario para que tus hijos participen en las actividades de la cocina.
2. Desarrolla su creatividad y usa todos sus sentidos.
El cocinar es muy divertido y útil. También aprenden y ponen en práctica matemáticas, lenguaje, creatividad, y desarrolla destrezas de motricidad y sentido de responsabilidad. ¡Y es rico! ¿Qué más podemos pedir?
3. Practica la responsabilidad y el sentido de colaboración.
En las sociedades latinas he notado que ocurre algunas veces que muchas mamás interfieren con este proceso porque quieren hacer todo por sus hijos. He oído comentarios de mamás que quieren que sus hijos e hijas se concentren “solo en sus estudios” y ellas les preparan la comida, les tienden la cama, y les lavan la ropa, o contratan a alguien que lo haga. Me encanta que de vez en cuando las mamás les mimemos a nuestros hijos, y espero esos mimos de ellos, pero si esto ocurre todo el tiempo, estos niños y niñas crecerán desconectados de la vida real, sin aprender destrezas tan útiles y necesarias en la vida.
Dales la oportunidad de hacer sus recetas preferidas y apóyalos. Qué tal pedir a tu hijo que este miércoles él estará a cargo del postre, o de la ensalada del almuerzo o la cena.
4. Se siente que aporta en “su tribu”.
Para los seres humanos es vital el sentirnos parte de una tribu, comunidad, grupo, familia. Somos seres sociales y al ir creciendo los niñ@s tienen la necesidad de sentirse incluidos al poder aportar con su ayuda. Es importante que vean que esperamos de ellos y que tengan tareas que hacer. También les ayuda a valorar el trabajo de otros.
Además pueden replicar una receta de la “abuela”, o de la “tía” o del “papá” y de esta forma fortalecer los lazos de la familia y el sentido de pertenencia.
5. Les ayuda a “producir”
La educación tradicional se concentra en el que el estudiante “reciba” educación. Pero es siempre necesario un balance entre el recibir y el dar. Con “dar” me refiero a producir. Un adolescente, por ejemplo, además de aprender (recibir) debería dar, a través de colaboración en su casa, participando como voluntario en algún lugar necesitado, o través de prácticas en un sitio que sea de su interés y que complemente su aprendizaje. El recibir y el dar se complementan y el adolescente se siente completo y realizado.
¿Cuáles son las tareas de tus hij@s en la casa y qué saben cocinar por su propia cuenta? Coméntalas.