
Hace apenas pocos siglos no existían las escuelas, la educación ocurría a través de la exposición a grandes obras de la literatura, arte, y música. Pero lo fundamental era contar con un mentor o guía que te inspire. De la misma manera los viajes, las experiencias de la vida diaria, y la participación activa en la vida diaria y de la comunidad eran la base de una educación completa.
La forma para aprender a desenvolverse en la vida era a través de la convivencia y de las experiencias reales con la familia al comienzo, con un grupo de confianza y después con la sociedad en general. No existían ni grados, ni separación por edades en este maravilloso proceso de aprender y crecer. Pero lo que sí existía en casi todas o todas las sociedades era un sistema de clases sociales. La clase alta accedía a la educación porque podía darse el lujo de poder viajar más, de tener acceso a libros de calidad, al arte y la música. Muchos líderes que conocemos hoy aprendieron de esa manera. También hubo muchos inventores y otros líderes, que a pesar de no contar con los recursos necesarios, contaban con el tiempo y la libertad de seguir lo que les apasionaba.
Nunca ha habido en la historia de la humanidad una facilidad tan grande como ahora para acceder a la literatura, arte y música de calidad. El viajar no tiene por qué ser caro y cuando se dispone de más tiempo hay formas mucho más económicas de viajar en familia. Nunca ha sido más fácil el crear redes de apoyo, trabajar con un emprendimiento desde casa, divulgar y compartir información. Es el momento de dar un gran giro en cómo vemos la educación en la actualidad.
El primer paso para poder dar ese giro es desescolarizando nuestras mentes, es casi como reinventar la educación, nada de reformas de currículo o de número de alumnos, o de cambio de textos, una reinvención de la educación demanda una tolerancia a la diversidad. Demanda el aceptar que no existe LA forma de aprender, existen LAS formas de aprender. Que el sistema de grados, evaluaciones, premios y castigos no tiene sentido sobretodo en el mundo actual.
Ni siquiera quiero quedarme en si es mejor con o sin escuela sino en que, incluso en las escuelas, ya es más posible individualizar la educación siempre y cuando se cuente con acceso adecuado a tecnología y se cuente con profesores realmente inspirados y comprometidos con la educación. Escuelas pequeñas, pocos alumnos por clase, donde los padres se sientan cómodos al involucrarse, me atrevo a decir incluso que la escuela no sea obligatoria sino que realmente quieras ir y te sientas cómoda ahí.
Ya sé, me vas a decir que estoy soñando, que sería imposible diseñar escuelas así, pues ya las hay en otras partes del mundo y funcionan con éxito. Y ahora me vas a decir que en nuestro medio latinoamericano no funcionarían para la educación en masa, pero tal vez no creo en la educación en masa, la vida de cada ser humano es única y bella para que tenga que pasar 12 años de su vida en un sistema de educación masivo. Únicamente te pido que pienses en lo que puedes hacer tú para que la educación de tus hijos e hijas sea mejor. De seguro se te ocurren ideas, y son tus ideas porque cada caso es especial, pero solo te digo una, intenta desescolarizar tu mente... De seguro se te vienen más ideas ahora. ¿Verdad?