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La lectura y yo

2/14/2015

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Lo que he aprendido en estos últimos años aplicando la lectura en la educación alternativa con mis hijos

Imagen
Foto: Natalia Rivera
Cuando mi hijo mayor todavía estaba escolarizado le enviaban a leer 20 minutos cada día. Me parecía una interesante tarea (comparada con muchas otras que no tenían sentido). No me involucraba mucho, siempre revisaba cuál libro estaban leyendo y veía que disfrutaba leer, pero hasta ahí era mi intervención. Por las noches intentaba siempre leerle en voz alta pero casi siempre leíamos poco porque yo estaba cansada y a veces incluso me dormía, incluso antes que él. Pero nunca le vi tomar un libro por propia iniciativa a pesar de que sabía que disfrutaba de leer.

Cuando empecé por el camino de una educación más personalizada para mis hijos leí mucho sobre metodologías de aprendizaje, diferentes enfoques y modelos y lo que me llamó mucho la atención es que en varias como Waldorf, Charlotte Mason, Leadership Education enfatizaban muchísimo la lectura como el eje principal del aprendizaje.

También leí muchos testimonios de madres que habían ya finalizado la etapa de homeschooling con sus hijos, que ahora ya eran mayores, y todas hablaban de la lista de lectura de sus hijos. Al parecer todas hablaban del momento de lectura como casi el principal componente de la educación de sus hijos. Así que debía leer más y comprender cuál era la clave de este enfoque que me gustaba mucho y que tenía mucho sentido para mí.

Al parecer la clave estaba en qué leían, en dónde leían, cómo leían, y cuál era mi rol como mentora en la educación de mis hijos. Al comienzo, un poco asustada leía que todos recomendaban los libros clásicos. La razón es porque debemos buscar libros que tengan un buen uso del lenguaje, sean escritos por personas apasionadas por lo que escriben, y que sean libros que, sin importar cuántas veces los leamos, nos inspiren, nos enseñen, nos llenen, nos ayuden a conocernos mejor, a entender mejor el mundo, a reírnos, a entender la naturaleza humana, a descubrir nuevos mundos. A este tipo de libros la educadora británica Charlotte Mason los llamó “libros vivos”. También hay libros vivos que sin ser clásicos tienen las características de los libros vivos.

Bueno, ¿entonces la clave estaba en conseguir estos libros vivos y leerlos? A pesar de haber leído unos pocos libros vivos en el colegio no recordaba nada positivo de la experiencia. Recordaba que Shakespeare era complejo y un poco aburrido (seguramente no ayudó que debía leerlos en inglés). También recuerdo que los leí ya cuando tenía unos 15 o 16 años. Había leído varios otros libros bien sencillos, los llamados “fácil de leer”. ¡Pero en el mejor de los años leíamos 2 o 3 libros al año! Y una tía me contó que en todo el colegio (y estuvo en un supuesto buen colegio de Quito) jamás leyeron un libro. ¡El profesor les dictaba el resumen de los libros y ya! A pesar de que en mi generación supuestamente ya habíamos avanzado en el tema de educación, veía que no había tenido un encuentro muy bueno con los libros en el colegio, de la primaria ni hablar.

Con mi hijo vi que la cosa ya había mejorado un poco. Leían unos 3 libros al año en español y otros 2 en inglés en los primeros años de primaria pero era un colegio privado muy reconocido. Pero todavía mucho tiempo de clase era para la gramática, vocabulario y ortografía. Sin embargo, los libros que leían no eran clásicos, eran libros “entretenidos”. Entretenido no es malo, pero si te animas a seguir leyendo vas a entender mi punto.

Decidí que era tiempo de conseguir libros vivos así que empecé por la biblioteca de mis papás; resulta que en todos esos años de colegio estuve rodeada de libros clásicos increíbles pero no tuve la motivación, o el tiempo para leerlos. Llegaba cansada del colegio, con muchos deberes y sobretodo sin querer saber más de la parte académica, que lamentablemente la asociaba con los libros. Es interesante porque muchos de estos libros vivos incluso son más económicos que otros libros. También varios los conseguí gratis digitalmente.

Empecé a leer y leer y leer cuando podía. Me di cuenta de que mientras más libros vivos leía, era más fácil seguir leyéndolos. Ahora ya estaba inspirada, era hora de probar con mis hijos. Ahora que tenía claro qué eran los libros vivos era momento para comprender la técnica de leer en voz alta a mis hijos.

Muchos caemos en el error de pensar que una vez que los niños aprenden a leer ya no tiene sentido leerles en voz alta porque ya lo pueden hacer. Sin embargo, vamos a ver que los beneficios de leer en voz alta a los niños van mucho más allá de que mejoren el aspecto académico. El leer en voz alta a los niños mejora el vínculo con ellos. Nos entendemos mejor, nos acercamos, es el momento de estar juntos, de compartir algo, de tener un tema en común de qué hablar, podemos entendernos mejor al comentar, al reírnos.

Lo que me ha funcionado es que no hay un lugar específico para la lectura, leemos a veces en pijama todavía en cama, leemos en el sillón de la sala, leemos en la hamaca del patio. Lo importante es estar cómodos, abrigados, si hace falta tener una cobija mejor (vivo en una ciudad rodeada de montañas). Y envidio a los que tienen una chimenea en casa porque me parece tan lindo acompañar la lectura con el fuego. Mientras más leo en voz alta mejor lo hago. Es cuestión de práctica, si puedes intenta leerte a ti misma algún libro en voz alta para que te des cuenta que una entonación adecuada hace la diferencia. Además debes tomar en cuenta la puntuación.

Con mi hijo menor (3 años) leemos todos los días de 1 a 5 libros cortos diarios (¡hubo un día que le leí 17 libros en un día porque él me lo pedía!). Son libros que acompañan el texto de hermosas ilustraciones. En los libros vivos para pequeñitos, las ilustraciones son tan importantes como el texto. En general, espero a que me diga qué le lea, pero a veces si veo que el ambiente es el adecuado, yo soy la que le propongo. La rutina de la lectura en voz alta comenzó cuando era muy pequeñito (seguramente antes del año), cuando ya le leía en voz alta mientras lactaba, y para cuando tenía 2 años los libros ya eran parte importante de su vida. Ahora que tiene 3 años, hay mañanas que se despierta con la frase “léeme”. Tenemos libros en los veladores de la cama, en la sala, en el carro, y en mi bolso. Pero sí hay un lugar especial donde se encuentran la mayoría de los libros: en el estante de la sala. El primer y segundo pisos de la repisa está ocupada por sus bloques para armar, legos, sus carritos, otros manipulativos, y sus libros. Es así, que muchas veces es él que va ahí, busca y elige el libro para leer. Muchas veces vienen los niños de las casas vecinas y una de las razones por las que vienen es porque disfrutan que les lea.

Entre los autores de sus libros favoritos están María Fernanda Heredia, Edna Iturralde, Leonor Bravo, y Juana Neira. Me encantan las ilustraciones de Eulalia Cornejo. Le gusta mucho el personaje “Elmer” de David McKee. Entre sus favoritos también está “El mitón” de Jan Brett.

Su papá también le lee cuando puede. El idioma nativo de su papá es inglés, así que él le habla solo en inglés. Tenemos muchos libros vivos en inglés para él. Sus favoritos en inglés son los de los siguientes autores: Eric Carle, Dr. Seuss, Jan Brett, David McKee, A.A. Milne y Don Freeman. Algunos de estos autores tienen sus libros traducidos al español.

Intento no meter nada del tema académico con mi hijo de 3 años. Solo disfrutamos de la historia, de las ilustraciones y si me hace preguntas las respondo con la mayor atención que le pueda dar. La clave es disfrutar de la lectura, realmente leerle con ganas, si puedes hacer las voces de los personajes mejor, pero la idea es que lo hagas como te sientas cómoda o cómodo.

Hemos intercambiado libro entre otras mamás, o en muchos casos los libros de mi hijo pequeño eran los que guardé de su hermano mayor. Puedes revisar también librerías de libros usados, o visitar bibliotecas de tu ciudad. Lo bueno de los libros para niños pequeños es que son cortos y te los puedes leer en ese momento en la biblioteca.

Algo interesante que aprendí cuando leía sobre el tema de la lectura en voz alta es que también los niños más grandes e incluso adolescentes disfrutan de que les leamos en voz alta. Leo con mi hijo mayor de 13 años unas 3 veces por semana de 20 minutos a 30 minutos cada vez. Es una experiencia maravillosa, muchas veces es él que me pide que le lea, o simplemente cuando su hermano hace la siesta sabemos que es la hora de leer juntos. Es increíble cuánto me ha ayudado para comprender a mi hijo el leer con él. También me ha dado la oportunidad de hablar de tantos temas complejos de una manera más natural. Los libros vivos están llenos de personajes inspiradores y de mensajes profundos. A veces paramos casi en cada párrafo para comentar lo que dice o hace tal personaje. Es también una excelente forma de practicar la argumentación, el exponer ideas con claridad. Y he aprendido tanto leyendo juntos.

Pero por supuesto que la mayoría de lo que lee al día lo hace solo. En los últimos 5 meses van ¡más de 30 libros!, de los cuales 4 los leyó en inglés. Incluye varios libros vivos como el Diario de Ana Frank, La vuelta al Mundo en 80 días y La Isla Misteriosa de Julio Verne, los 7 libros de Las Crónicas de Narnia, Huckleberry Finn y Las Aventuras de Tom Sawyer por Mark Twain, libros de la autora Astrid Lindgren, La Isla del Tesoro de Robert Louis Stevenson, Ojos de Perro Siberiano, algunos cuentos de Edgan Allan Poe, la trilogía de Los Juegos de Hambre (que los leyó en inglés), entre otros. Ahora está leyendo Corazón de Edmundo de Amicis. Yo le sugiero libros cuando me lo pide pero es él quien elige; pero los elige de los que tiene en su estante de libros en su cuarto, por lo que la clave es asegurarme en los posible de disponer de libros vivos. Jamás le obligo a leer, realmente se ha convertido en un pasatiempo para él. En su lista ya están la serie del Señor de los Anillos. Como es de imaginar, su ortografía y vocabulario son muy buenos. Es imposible no aprender de Historia o Geografía leyendo más de 30 libros buenos en pocos meses. Ahí nos damos cuenta que se puede cubrir muchísimas áreas con solo leer libros vivos.

Pero atención, no se trata de una competencia por el número de libros que lean tus hijos. Pueden leer 4 al mes pero realmente disfrutarlos, a veces es mejor leer un capítulo y tener el tiempo para procesarlo. En los libros vivos ocurre mucho que el contenido es tan inspirador que puedes realmente incluso releerlo y seguir apreciando nuevas sorpresas. Además es una forma de explorar muchos temas diferentes, es decir, podrían encontrar lo que les apasione en la vida a través de la lectura. La gran educadora británica Charlotte Mason decía:

"Nuestro objetivo en la Educación es ofrecer una Vida Plena. La vida debería ser interesante, apasionante y no meramente un tedioso paso del tiempo. La pregunta no debería ser cuánto sabe el estudiante al terminar su educación, sino qué tanto se interesa, y en cuántos temas se interesa." Charlotte Mason

Justamente es esta educadora que acuñó el término “living books” y que en español llamamos Libros Vivos. Para que tengas una idea más clara, si quieres que tu hijo aprenda sobre la Segunda Guerra Mundial, en vez de usar un libro de texto sobre el tema puede leer “El Diario de Ana Frank” o “Soy una estrella” (tomando en cuenta la edad del niño). Y esto se aplica a cualquier área, si quieres estudiar fotografía pues lee de alguien a quien le apasiona la fotografía, alguien que vive para la fotografía. Si quieres aprender sobre sistemas de gobierno, en vez de leer de un libro de texto, pues mejor leer “Utopía” de Tomás Moro, o “La República” de Platón.



Aquí te pongo algunas recomendaciones para leerle en voz alta a tus hijos e hijas:


  • Usa libros vivos. Esto significa libros que inspiren, que sean escritos con pasión por el tema, que no nos dejen únicamente datos, sino emociones.
  • No uses versiones simplificadas de libros. Me asusta que entre los libros más vendidos para niños se encuentran libros simplificados de versiones de películas de Disney, que ya son historias simplificadas de cuentos clásicos.
  • Fíjate en la calidad de las ilustraciones si se trata de libros para niños pequeños.
  • Si usas traducciones asegúrate que sea una buena traducción.
  • Asegúrate de fomentar un ambiente donde la lectura sea considerada un placer, algo hermoso y especial. Los libros deben encontrarse en lugar donde se muestre que son más importantes y especiales que por ejemplo la televisión (si tienes televisión).
  • No caigas en el error de intentar insertar la parte académica, recuerda, quieres que tus hijos asocien el leer con algo especial y entretenido. No les pidas resúmenes o les evalúes (a menos que la pregunta venga de ellos).
  • Revisa que sean libros adecuados según la edad de tus hijos, pero no subestimes lo que pueden leer en cuanto a complejidad. Es decir, puede haber algunos temas que sean para niños mayores o que consideres no aptos para su estado de desarrollo, pero no te asustes de libros con vocabulario complejo. Siempre debes leerles libros que estén un poco más allá de lo que pensarías que pudieran.
  • Permite que tus hijos usen sus manos o se muevan mientras les leas, sobretodo si son más pequeños o tienen diferentes edades. Algunos ejemplos de actividades que pueden hacer incluyen jugar con sus bloques de armar, dibujar o pintar, o moldear con plastilina.
  • Se constante, léeles en voz alta a tus hijos, varios testimonios hablan de resultados impresionantes en tan solo 6 meses. Resultados emocionales y académicos. Si hoy no te fue muy bien, intenta después o al siguiente día.
  • Da el ejemplo, lee libros vivos, cuéntales sobre los libros que lees. Es más, recomiendo empezar por ti. Asegúrate que te vean leer. Reemplaza el tiempo de televisión por leer un libro o por la actividad de leerles a tus hijos.



Si quieres saber la lista de los libros favoritos de mis hijos y la mía escríbeme a natalia@contusguaguas.com y te la envío con gusto. También me encantaría conocer los libros favoritos de tu familia.

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    Autora:

    Natalia Rivera V.

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