A los pocos meses de comenzar con homeschooling ya vi una diferencia grande en mi hijo mayor (en ese tiempo 11 años). Mucho más relajado, muy interesado en aprender, en leer mucho por su cuenta, en ayudar más en las labores de casa, alimentarse mejor, y sobre todo ¡una unión familiar increíble!
Creo que además de la increíble unión familiar, para mí ha sido y es un crecimiento enorme, tanto emocional como intelectual. No cambio por nada el ver crecer a mis hijos.
Ahora, tres años después, con mis hijos más grandes veo que sí ha cambiado la forma como planifico. Seguramente se debe a que mi hijo mayor está en otra etapa de desarrollo. El antiguo historiador Plutarco nos dice que “la educación no es llenar un recipiente, sino encender el fuego”, y estoy segura que todos estaremos bastante de acuerdo en eso. Pero recordemos que para encender el fuego se requiere de un fósforo y luego tenemos el trabajo de mantener esa llama encendida. Y ahí es donde entra nuestro papel como padres educadores. Si únicamente estamos en un modo relajado de homeschooling podríamos caer fácilmente en el error de no ponernos en el rol de verdaderos mentores. De padres inspiradores que sí hacemos propuestas pero tomando en cuenta las necesidades e intereses de nuestros hijos.
Hacemos una reunión semanal donde hablamos sobre sus propuestas de estudios, y a veces hay muchas y a veces casi nada. Y también le hago propuestas. Y no se trata de hablar de temas sino de incorporar su vida completa. Es decir, si siente que le cuesta gestionar su tiempo (a muchos adultos también nos cuesta, sobretodo si no tuviéramos horarios o fechas límite, o evaluaciones), vamos viendo diferentes estrategias para que gestione mejor su tiempo. Así que está temporada el sistema que más le gusta a él es tener una agenda donde yo le escribo las propuestas que hablamos en la reunión semanal de planificación (propuestas suyas y mías), para cada día, él las revisa, decide si deja alguna fuera, decide en qué orden las realiza y se organiza solo su día. Cada noche revisamos juntos su agenda y trabajo unos 10 minutos en anotar las propuestas del siguiente día. Lo importante es involucrarle a él cien por ciento en la planificación, pero siento que de todas formas sí le da seguridad el saber que hay un plan.
- Puedes aprender en todo momento así que lo de los 180 días empieza a ya no tener sentido, sobretodo porque te empiezas a dar cuenta que igual tu hijo lee por su cuenta los fines de semana, y que ya se hace raro lo de vacaciones o la entrada a clases porque el aprendizaje continúa.
- Te das cuenta que es más difícil aislar el conocimiento en asignaturas. Eso es algo inventado por un sistema. La Química, la Física, las Matemáticas y la Biología están tan conectadas que no puedo pensar en estudiarlas de forma aislada. La Historia se inserta igual y para aprender estás haciendo uso del Lenguaje. Y si no estás bien nutrido o descansado o estás mal emocionalmente pues no puedes ni concentrarte. Por lo que te recuerda que la salud y nuestras emociones también están conectadas con todo. El aprendizaje se vuelve más holístico, más orgánico y más real.
- Que aprender de un texto es la forma menos indicada para aprender. No digo que no podamos aprender de un texto estilo escolar (incluso hemos usado partes de textos para algo de Química y Matemáticas con mi hijo), solo digo que hay tantas maneras increíbles, variadas, y divertidas de aprender que recurro a libros de texto tipo escolar cuando he desechado otras opciones. Si a tu hijo o hija le gustan los libros tipo textos escolares, pues no pasa nada, siempre y cuando esté expuesto/a a otras formas de aprender adicionales.
Sin embargo, también me ha obligado a encontrar un sistema en el que pueda ser feliz con nuestra forma de homeschooling además de poder cumplir con la parte legal del sistema que hemos elegido y con el cual tenemos un compromiso.